lunes, 28 de octubre de 2013

INTERTEXTO, PALIMPSESTO, TRANSTEXTO, HIPERTEXTO



Intertextualidad, en literatura, es un vocablo emparentado con palimpsesto para identificar el proceso en que una obra literaria remite a otra(s). Pero el término no sólo se circunscribe a los meros estudios literarios, sino también a la semiótica, que cobija bajo su sombrilla del saber ramificaciones como la lingüística (Ferdinand de Saussure), la antropología (Claude Levi-Strauss) y hasta el mismo psicoanálisis (Jacques Lacan).

El intertexto, según lo define Helena Beristaín, es el conjunto de las unidades en que se manifiesta el fenómeno de la transtextualidad, “trascendencia textual del texto”, dado en la relación entre el texto analizado y otros textos leídos o escuchados, que se evocan consciente o inconscientemente o que se citan, ya sea parcial o totalmente, ya sea literalmente, ya sea renovados y metamorfoseados creativamente por el autor”.

Según Mijaíl Bajtín, la intertextualidad (a la que el crítico literario ruso no asigna nombre) “rige la orientación del enunciado literario mismo, orientado hacia la interacción histórica entre el sujeto de la enunciación y todos los posibles puntos de referencia y destinatarios, a lo largo y ancho de la dimensión temporal y espacial del contexto”.


Por su parte, el crítico francés Gérard Genette define intertextualidad cómo “todo lo que está en relación manifiesta o secreta con otros textos”. La intertextualidad siempre es connotativa, la connotación al ser transferida de un texto al otro se transforma, adquiere nuevos significados.

Los postmodernistas de finales del siglo XX, célebres por su oposición al racionalismo y a la ortodoxia, ponen en tela de juicio todos los valores proclamados por la llamada modernidad, sobreponiendo lo híbrido a lo puro, lo periférico a lo hegemónico, y destacando la autenticidad del palimpsesto. Lo puro es una falacia, proponen. ¿Y no es esto cierto? Trate de buscar, en rápido ejercicio mental, algo realmente puro en este universo. ¿Difícil? ¿Labor titánica? ¿Algún hallazgo?

La originalidad creativa de un texto no es afectada por la existencia de intertextos en el mismo, es decir, el carácter creativo de un autor no se define por los recursos que emplea en la creación de su obra, sino por el sello distintivo, o la nueva vida que le imparte a dicha obra.

Las “unidades”, tomándole prestado el vocablo a Beristaín, que palpitan en cualquier discurso con plena autonomía son cosas raras en todo proceso creativo, al menos, aquellas en que el enunciante ignora la presencia de referentes. Cada texto, cada discurso, es una voz revisitada por el escritor, que aunque parte de un epígono, se metamorfosea en lo disímil, cobrando su propia connotación y proyectando múltiples significados.

En “El Aleph”, por ejemplo, Jorge Luis Borges expresa: “Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten”.


Siempre habrá influencias ajenas, inconscientes o deliberadas, como herramientas de ese taller de ideas en que opera un artífice. Entonces, caben las interrogantes, ¿qué es realmente lo original?, ¿en qué estriba la originalidad?, ¿hasta qué punto somos palimpsestos de un panorama ya diseñado?

Los aportes de las ciencias del lenguaje, como la filosofía, la lingüística y la semiótica, con la herramienta de la intertextualidad y de los palimpsestos, nos ayudan a deconstruir y desmitificar las relaciones y distintas estrategias del funcionamiento de lo autoral, a lo largo de algunos de los paradigmas más significativos de la historia de la creación artística, donde los préstamos están a la orden del día: no pueden estar ausentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, deje sus comentarios e impresiones. Serán bien recibidos.